2008-02-05

LA LÓGICA VATICANA

La perfecta razón huye de toda extremidad. Molière

     Hace tiempo que tenía ganas de hablar del actual Papa, Benedicto XVI. Pero no encontraba ningún pretexto, por lo que me mantuve al margen de hacer cualquier comentario desde mi particular punto de vista. Yo sabía que este señor no iba a tardar en lucirse y al final, ha hecho una declaración del tipo de las de Don Manué que dice así: “la fecundación 'in vitro' es contraria a la dignidad humana” (El país-31/01/2008).

     Antes de empezar a comentar esta lindeza, haremos las presentaciones oportunas. Joseph Ratziger, antes de ser Papa, era obispo en Alemania además de ostentar el máximo cargo, el de Gran Inquisidor en la orden del Santo Oficio (anteriormente conocida como la Santa Inquisición).

     Ratzinger, entre otros entretenimientos, escribió Spiritus Paraclitus (Espíritu intercesor) defendiendo la idea de que no hay ninguna posibilidad de error en las sagradas escrituras y atacando ferozmente a quienes intenten interpretarlas históricamente, a través de un análisis sociológico o introduciendo una visión diferente a la que decide el Vaticano.
Con esta pincelada creo que queda bastante claro las directrices del actual dirigente de la Iglesia de Roma.


 

     Pero volviendo al tema que nos ocupa que es el discurso ante los miembros del ex Santo Oficio donde Benedicto XVI afirma lo anteriormente señalado. Y no es que solo NO esté de acuerdo, es que simplemente el comentario me parece anacrónico y fuera de todo lugar y contexto. Sinceramente, no sé porqué ha dicho esto ni bajo qué condiciones mentales, pero el caso es que es un insulto a la inteligencia en toda regla.

     Pienso que lo único que pretendía este señor es hacerse oír. O eso o que sus palabras son fruto de su senilidad, cosa que suele pasar cuando se coloca a un jubileta en semejante cargo.

     No creo que haya evidencia que explique esta sandez aunque sí muchos argumentos para defender el uso de la ciencia al servicio de las necesidades humanas.

     La cosa no queda ahí. También ha asegurado sin inmutarse, que técnicas como "la congelación de los embriones humanos, la diagnosis pre-implantación, la investigación sobre las células embrionarias y los intentos de clonación humana" han infringido la barrera que tutela la dignidad humana.

     Yo no sé para qué tipo de gente habla este señor (bueno, sí lo sé) pero se ponga como se ponga, está probado que la ingeniería genética es capaz de curar enfermedades que hasta ahora no tienen cura gracias a estudios y experimentos con genes humanos.

     Entiendo que cualquier lector podría pensar que si nos salimos del terreno meramente curativo, cabría la posibilidad de darse un mal uso a esta ciencia y provocar efectos moralmente inadmisibles como es jugar con la dignidad humana. Pero esto puede pasar con cualquier cosa. O ya no nos acordamos del uso militar de la energía nuclear. Casi cualquier cosa pude ser malignamente manipulada. Es solo cuestión de los escrúpulos de los investigadores y de los interesados en las diversas aplicaciones que son los que pagan estos descubrimientos.

     Otra de las joyitas que ha soltado el Pontífice, es que en el campo de la ciencia hay que mantener como valor moral el "respeto incondicional del ser humano desde su concepción hasta la muerte".

     Quédome perplejo al escuchar semejante afirmación del Gran Inquisidor del Santo Oficio, organización cuyos métodos para combatir la herejía eran más que crueles y que en absoluto albergaban respeto alguno. Aunque, una vez más, el lector puede opinar que esto es cosa del pasado...

     En cambio, es de rabiosa actualidad y mundialmente conocida la campaña Vaticana de desaprobación del uso de métodos anticonceptivos en un planeta más que repleto de Seres Humanos. Un mundo que sin duda alguna sufre las consecuencias de la más mortífera plaga: el Hombre. ¿Dónde queda ahora el respeto incondicional del ser humano?

     Cualquier persona en su sano juicio, viendo el percal, no predicaría semejantes pamplinas, ni alentaría a sus insensatos seguidores a hacerlo por más que desee ver incrementadas sus mesnadas con nuevos hijos de la fe.

     No sé a qué Dios le reza este señor, pero si yo fuera Él, no me gustaría que esta clase de hipócritas me representara ni en la Tierra ni en el mismo Infierno.

2 comentarios:

Javier dijo...

Por suerte, hace ya bastante tiempo que sólo encontramos en Roma una bella ciudad. Ése señor sólo quiere atención. No lo dudes.
Saludos

Gabriel dijo...

Muy cierto lo de el "Papamalo" porque no se merece que que se diga su nombre no sea que nos mande un maleficio.
Me acuerdo leyendo un libro sobre los royos del mar muerto hay estaba el controlando todos los traductores que podian entrar a traducir dichos documentos
y atrasando las fechas de entrega de todas las traducciones, un angelito caido del cielo a patadas.