Estamos a las puertas de una nueva edición de elecciones generales. Los candidatos se preparan para conmover (que no convencer) a los votantes de su validez, demostrando las actitudes y aptitudes necesarias para ser elegidos y así despejar cualquier duda al electorado indeciso.
Por lo que nos cuentan los medios de comunicación, la lucha principal se debate entre dos grandes grupos ideológicos cuyas siglas no es necesario recordar porque todos las conocemos sobradamente.
Este mismo mecanismo se repite cada cuatro años más o menos desde que empezó la Monarquía Parlamentaria que nos gobierna, sin que nos planteemos quiénes son realmente estos candidatos a los que votamos...
...siempre me he preguntado qué es lo que le pasa por la mente a un político cuando gana las elecciones. Cuando se acerca a la plataforma preparada para la ocasión en su respectiva sede, acompañado de sus allegados y compañeros. Y al asomarse, es aclamado por cientos si no miles de seguidores identificados con sus ideales; y alza los brazos en señal de triunfo, con el rostro apretado que denota una euforia contenida (no vaya a ser que los votantes se den cuenta que está demasiado contento y empiecen a sospechar)...
No sé porqué, pero los ciudadanos corrientes tenemos la idílica idea que los gobernantes que elegimos en las urnas proceden del anonimato de las canteras de los partidos políticos. Personas que se hacen así mismas y que con su talento y habilidades se van abriendo camino, marcando el ritmo de las inclinaciones ideológicas de sus compañeros de filas hasta que florecen en el marco público, cuando se nos presentan como los candidatos elegidos para dirigir a los partidos políticos a la victoria en las urnas. Personas que se ganan la confianza de los suyos y que están destinados a ganarse también la nuestra propia.
Pero lo que no nos imaginamos es que éstos desconocidos que se nos presentan como una perspectiva renovada de su partido han llegado al puesto que ocupan más que por sus propias capacidades, por su herencia política: son los de siempre.
Estudiando Historia Contemporánea, más concretamente la guerra civil española (1936-1939), me di cuenta que los partidarios de ideas opuestas al régimen impuesto fueron desplazados del poder por los llamados nacionalistas. Lo que dio lugar al exilio de los vencidos y que no volvieron hasta que al dictador que asaltó el poder le dio por morirse.
De regreso de nuevo a la actividad política, se organizaron en los partidos (nacionalistas e izquierdistas) que hoy conocemos y que no son otra cosa que la continuidad de los mismos en tiempos de la República. Fue como si la regencia del dictador solo hubiera sido un lapso temporal que interrumpió el juego parlamentario de aquel régimen porque al fin y al cabo se ha continuado con las mismas ideas.
Tanto unos como otros no eran unos desconocidos dentro de sus bastiones, contaban con una más que sólida directriz política heredada de sus ancestros: los de siempre.
Más atrás en el tiempo, aquellos que para limpiar su honor, enviaban a los hijos de los campesinos a la guerra de Cuba (1898), sabiendo que la cosa estaba perdida, no pertenecían a la uestes rurales, más bien a los que poseían la tierra...y todo lo demás. Eran los de siempre.
Antes de aquello, podemos saltar de la Constitución de 1876 y del turno de partidos de Sagasta y Cánovas, a la previa 1ª República en 1873. Todos estos hitos históricos fueron conducidos y vividos de primera mano por los mismos protagonistas una y otra vez...los de siempre...
A grandes rasgos, podríamos trazar una línea temporal desde la Revolución francesa. En ella observaríamos como los padres van pasando el testigo a sus hijos en lo que al poder se refiere hasta llegar al presente.
En conclusión, los de siempre, son los descendientes de los gobernantes de toda la vida que defienden sus propios intereses bajo las siglas de los actuales partidos políticos. Las agrupaciones políticas, para las altas esferas, son la excusa perfecta para acaparar a los votantes en sectores de mercado siendo el producto que éstos venden las ideas que los ciudadanos de una u otra opinión desean oír.
Algún día nos daremos cuenta (o no) que mientras esta clase de tipejos nos gobiernen nunca seremos libres porque realmente NO tenemos la posibilidad de elegir. Sabiendo todo esto, podemos imaginar que clase de personas gobiernan este país y que intereses defienden. Los de la Democracia no, por supuesto.
Por lo que nos cuentan los medios de comunicación, la lucha principal se debate entre dos grandes grupos ideológicos cuyas siglas no es necesario recordar porque todos las conocemos sobradamente.
Este mismo mecanismo se repite cada cuatro años más o menos desde que empezó la Monarquía Parlamentaria que nos gobierna, sin que nos planteemos quiénes son realmente estos candidatos a los que votamos...
...siempre me he preguntado qué es lo que le pasa por la mente a un político cuando gana las elecciones. Cuando se acerca a la plataforma preparada para la ocasión en su respectiva sede, acompañado de sus allegados y compañeros. Y al asomarse, es aclamado por cientos si no miles de seguidores identificados con sus ideales; y alza los brazos en señal de triunfo, con el rostro apretado que denota una euforia contenida (no vaya a ser que los votantes se den cuenta que está demasiado contento y empiecen a sospechar)...
No sé porqué, pero los ciudadanos corrientes tenemos la idílica idea que los gobernantes que elegimos en las urnas proceden del anonimato de las canteras de los partidos políticos. Personas que se hacen así mismas y que con su talento y habilidades se van abriendo camino, marcando el ritmo de las inclinaciones ideológicas de sus compañeros de filas hasta que florecen en el marco público, cuando se nos presentan como los candidatos elegidos para dirigir a los partidos políticos a la victoria en las urnas. Personas que se ganan la confianza de los suyos y que están destinados a ganarse también la nuestra propia.
Pero lo que no nos imaginamos es que éstos desconocidos que se nos presentan como una perspectiva renovada de su partido han llegado al puesto que ocupan más que por sus propias capacidades, por su herencia política: son los de siempre.
Estudiando Historia Contemporánea, más concretamente la guerra civil española (1936-1939), me di cuenta que los partidarios de ideas opuestas al régimen impuesto fueron desplazados del poder por los llamados nacionalistas. Lo que dio lugar al exilio de los vencidos y que no volvieron hasta que al dictador que asaltó el poder le dio por morirse.
De regreso de nuevo a la actividad política, se organizaron en los partidos (nacionalistas e izquierdistas) que hoy conocemos y que no son otra cosa que la continuidad de los mismos en tiempos de la República. Fue como si la regencia del dictador solo hubiera sido un lapso temporal que interrumpió el juego parlamentario de aquel régimen porque al fin y al cabo se ha continuado con las mismas ideas.
Tanto unos como otros no eran unos desconocidos dentro de sus bastiones, contaban con una más que sólida directriz política heredada de sus ancestros: los de siempre.
Más atrás en el tiempo, aquellos que para limpiar su honor, enviaban a los hijos de los campesinos a la guerra de Cuba (1898), sabiendo que la cosa estaba perdida, no pertenecían a la uestes rurales, más bien a los que poseían la tierra...y todo lo demás. Eran los de siempre.
Antes de aquello, podemos saltar de la Constitución de 1876 y del turno de partidos de Sagasta y Cánovas, a la previa 1ª República en 1873. Todos estos hitos históricos fueron conducidos y vividos de primera mano por los mismos protagonistas una y otra vez...los de siempre...
A grandes rasgos, podríamos trazar una línea temporal desde la Revolución francesa. En ella observaríamos como los padres van pasando el testigo a sus hijos en lo que al poder se refiere hasta llegar al presente.
En conclusión, los de siempre, son los descendientes de los gobernantes de toda la vida que defienden sus propios intereses bajo las siglas de los actuales partidos políticos. Las agrupaciones políticas, para las altas esferas, son la excusa perfecta para acaparar a los votantes en sectores de mercado siendo el producto que éstos venden las ideas que los ciudadanos de una u otra opinión desean oír.
Algún día nos daremos cuenta (o no) que mientras esta clase de tipejos nos gobiernen nunca seremos libres porque realmente NO tenemos la posibilidad de elegir. Sabiendo todo esto, podemos imaginar que clase de personas gobiernan este país y que intereses defienden. Los de la Democracia no, por supuesto.
5 comentarios:
Pues sí. Sabes que éste tema lo hemos hablado miles de veces y que por ello te doy la razón. Dejando de lado que familias se perpetúen en el poder a lo largo de generaciones, como si de dinastías se tratase, creo que por muchos cambios que hubiera, los que están en el poder actuarían siempre de la misma forma: yo tengo-tú no, yo mando-tú obedeces, yo puedo-tú jamás, yo soy guapo-tú feo, etc. Y así hasta que otro se canse y los quite de enmedio para ocupar del mismo modo su lugar, igual que funcionan las manadas de leones cuando un macho jóven se carga al viejo dominante. Igual, pero con menos pelo (y vergüenza)
Saludos
Las herencias siguen funcionando no solo en bienes patrimoniales sino también en derechos, en favores, en poderes adquiridos por la a veces injusta memoria genetica de la historia.
Por eso en algunas esferas al curriculum vitae se acompaña una copia compulsada de arbol genealógico.
Algunos heredan negocios, otros pisitos en el centro o tierras en el pueblo y otros relaciones y poderes y los hay que no heredan más que m... en las tripas... A ver que les dejamos nosotros a nuestros hijos... espero que al menos conciencia.
Besotes
Podríamos distinguir cuatro grados de miopía político-social:
1) Ven con claridad tal manipulación y se niegan a ser partícipes.
No tienen más remedio que quejarse , aunque intentan manisfestar por cualquier vía la realidad.
2) Ver, ven aunque por alguna extraña razón participan dando apoyo en votos y por tanto mayor credibilidad .
Sólo se quejan.
3) Empeñados en ver que los principales gestores estatales han sudado la gota gorda desde el anonimato para alanzar el "poder" y en consecuencia éstos se merecen la confianza ciudadana.
También se quejan , pero del resto los ciudadanos que no coincidan con ellos.
4) estos miopes ven, se quejan , a veces se niegan a participar, otras...¿ quién sabe? cualquiera puede llegar a ser jefe de un cuerpo de seguridad del estado manipulando documentos o ser edil de un consistorio con dudosa reputación..., todo vale.
Suma y Sigue, y sigue...,total vean , se quejen o participen todo sigue igual y seguirá igual, ellos con la hacienda de su tatarataranosequé pagado con el sudor de los miopes (de menor o mayor grado)y el resto con un "pisito " de 35 m2 hipotecados a 40 años ,también pagado con el mismo sudor y hasta el..., en fin serafín esto es lo que hay.
Querido ácrata te invito a una copa guapo, besos
Princesa basurilla
Estoy de estreno aleee!!!
un besikooo
Y me hace gracia a mi eso del voto útil....
jiji
MUUUUUUUakS!
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